El oro y las joyas, valores que aseguran la inversión de futuro
Estos productos de lujo se presentan como una vía financiera de fácil acceso y, al mismo tiempo, permiten una inversión de bajo riesgo, al ser un activo físico permanente en el tiempo.
Más allá de su su estética, más o menos actual, las joyas y piedras preciosas tienen una propiedad que muy pocos enseres conservan: su valor se mantiene a lo largo de los años. Una especie de ‘cápsula del tiempo’ respalda a estos productos de lujo, los convierte en uno de los más seguros del mercado y les otorga, además, dos principales utilidades financieras: tanto la de inversión como la de garantía crediticia a la hora de obtener financiación.
Más allá de su su estética, más o menos actual, las joyas y piedras preciosas tienen una propiedad que muy pocos enseres conservan: su valor se mantiene a lo largo de los años. Una especie de ‘cápsula del tiempo’ respalda a estos productos de lujo, los convierte en uno de los más seguros del mercado y les otorga, además, dos principales utilidades financieras: tanto la de inversión como la de garantía crediticia a la hora de obtener financiación.
Éstas fueron algunas de las tesis sostenidas durante el I Encuentro Otra manera de invertir y financiarse: oro, joyas y diamantes, moderado por Salvador Arancibia y organizado por EXPANSIÓN y Monte de Piedad, con motivo del aniversario de la entidad, que cumple 313 años manteniendo la esencia del primer día: contribuir a una labor social. «En su día nació para facilitar un crédito no usurero, que fuera factible para las clases populares», adelantó José Guirao Cabrera, director general de la Fundación Montemadrid.
Un cometido que, durante los últimos años, ha cobrado vigencia, adaptándose a otras necesidades de financiación y ampliando el perfil del cliente: «Con la crisis, Monte de Piedad ha sido la vía de financiación desde pequeñas empresas o pymes, hasta madres que querían pagar a sus hijos la universidad», relató Guirao, que destacó «la capacidad de resolver problemas a cualquier tipo de persona a nivel social y cultural», resaltó.
En este punto insistió Santiago Gil de la Rosa, director de Monte de Piedad: «En los últimos años se ha multiplicado el tipo de cliente que ve este servicio como algo sencillo, inmediato, y en el que el único aval son tus joyas». Y es que una de las peculiaridades de este servicio prendatario, es que la única garantía del crédito concedido es el valor físico de las joyas, que son tasadas para calcular la cantidad máxima del préstamo, otorgado en efectivo y sin el pago de ninguna cuota.
Estos productos de lujo se presentan como una vía financiera de fácil acceso y, al mismo tiempo, permiten una inversión de bajo riesgo, al ser un activo físico permanente en el tiempo.
Más allá de su su estética, más o menos actual, las joyas y piedras preciosas tienen una propiedad que muy pocos enseres conservan: su valor se mantiene a lo largo de los años. Una especie de ‘cápsula del tiempo’ respalda a estos productos de lujo, los convierte en uno de los más seguros del mercado y les otorga, además, dos principales utilidades financieras: tanto la de inversión como la de garantía crediticia a la hora de obtener financiación.
Éstas fueron algunas de las tesis sostenidas durante el I Encuentro Otra manera de invertir y financiarse: oro, joyas y diamantes, moderado por Salvador Arancibia y organizado por EXPANSIÓN y Monte de Piedad, con motivo del aniversario de la entidad, que cumple 313 añosmanteniendo la esencia del primer día: contribuir a una labor social. «En su día nació para facilitar un crédito no usurero, que fuera factible para las clases populares», adelantó José Guirao Cabrera, director general de la Fundación Montemadrid.
Un cometido que, durante los últimos años, ha cobrado vigencia, adaptándose a otras necesidades de financiación y ampliando el perfil del cliente: «Con la crisis, Monte de Piedad ha sido la vía de financiación desde pequeñas empresas o pymes, hasta madres que querían pagar a sus hijos la universidad», relató Guirao, que destacó «la capacidad de resolver problemas a cualquier tipo de persona a nivel social y cultural», resaltó.
En este punto insistió Santiago Gil de la Rosa, director de Monte de Piedad: «En los últimos años se ha multiplicado el tipo de cliente que ve este servicio como algo sencillo, inmediato, y en el que el único aval son tus joyas». Y es que una de las peculiaridades de este servicio prendatario, es que la única garantía del crédito concedido es el valor físico de las joyas, que son tasadas para calcular la cantidad máxima del préstamo, otorgado en efectivo y sin el pago de ninguna cuota.
La prenda, una vez depositada, puede ser recogida en el plazo de un año previa cancelación del préstamo, o también podrá ser renovado anualmente.En el caso de que el préstamo no sea devuelto, las joyas depositadas en garantía se llevarán a subasta, una situación que, según expuso Gil de la Rosa, sólo se produce en el 5% de los casos. El importe obtenido en la puja se aplicará en el pago de la deuda pendiente y la cantidad sobrante será devuelta al propietario de los bienes.
En este punto, el de la subasta, entra la figura del inversor, que con la compra de estos productos de lujo obtiene una garantía adicional: la seguridad. «El oro protege contra la inflación y la devaluación»; sostuvo el economista y gestor de fondos de inversión Daniel Lacalle Fernández. La razón es que cuenta con la característica de «las tres B»: «Bajo tipo de interés, bajo crecimiento y baja inflación», explicó el asesor, que quiso subrayar la «rentabilidad de invertir en activos de este tipo, cuyo periodo de maduración es más largo y tiene un valor físico».
Así, Lacalle lanzó una recomendación, siempre advirtiendo de que «nunca se puede pensar que no hay ningún riesgo» en cualquier inversión: «Cuando pienso en diversificar», advirtió el economista, «creo que el 25% de nuestra cartera deben ser inversiones alternativas físicas, porque tienen unas garantías y, además de su propio valor, tienen también el elemento físico».
Además de presentarse como una alternativa a la inversión tradicional, también es una alternativa de crédito personal que está creciendo en los últimos años. En este punto, Javier Ibáñez Jiménez, vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Microfinanzas, definió el servicio de financiación de Monte de Piedad como un «microcrédito social», basado en tres rasgos principales; el primero de ellos sería que pretende la «inclusión financiera» de quienes no tienen acceso al sistema de créditos por las vías tradicionales; el segundo es la «ausencia de prestación de garantías» y la tercera, la «vinculación directa a la generación de empleo o autoempleo, y que cuenta con un seguimiento».
Ibáñez puso la atención sobre la necesidad de una legislación microfinanciera específica que ayude a desarrollar este campo: «En tres países europeos -Rumanía, Francia e Irlanda- la hay y ha experimentado crecimiento», defendió, en su convencimiento de que hay que promover el sector para beneficiar «el desarrollo económico y fomentar el empleo». Daniel Lacalle apuntó a que, antes de la legislación, debía darse «un cambio cultural que ya se está generando poco a poco, que consiste en dejar de pensar que la financiación tiene que venir por parte de un banco».
El debate también amplió horizontes y se plantearon los posibles escenarios en el que puede darse este sistema. En este sentido, Gil de la Rosa puso el acento sobre su reto principal: «Nuestra misión no es otra que adaptarnos a la sociedad», adelantó, «para durar otros 300 años más». Una adaptación que podría pasar por la «expansión de prendas»: la ampliación del rango de objetos que pueden entregarse como garantía, más allá de las joyas. Es lo que ya ocurre en países como México, donde vehículos, productos tecnológicos o antigüedades son utilizados como aval financiero.
El encuentro analizó también los casos de éxito en el sector de la joyería, en una charla en la que participaron Mª Eugenia Girón, Directora Ejecutiva del Observatorio Premium y Prestigio IE Business School, Jaime Landeta, cofundador de la marca Apodemia e Isabel Zenobia, fundadora de Isabel Zenobia Nueva Joyería. Los tres coincidieron en la idea de crear una «experiencia única» a través de sus productos, bien a través de la personalización y el trabajo a mano, como en el caso de Zenobia, bien en la diferenciación e innovación, como en el caso de Landeta.
El broche de oro fue de la mano de Rosario Rey García, directora general de Economía y Política Financiera de la Comunidad de Madrid, que agradeció a Monte de Piedad su labor social: «Es importante ayudar y acompañar a las personas en dificultades y eso es lo que se hace desde aquí», señaló Rey, que además atribuyó a la entidad un aspecto esencial como motor de recuperación: «La ilusión por creer en lo que haces; eso es lo que nos va a sacar de la crisis», concluyó.
Fuente: http://www.expansion.com/mercados/materias-primas/2015/12/16/56716ae746163f79578b45f5.html