20.Mar.2017
Muchos dirán que fue cosa de milagro y en eso el párroco católico de Sierra Leona Emmanuel Momoh seguramente lleva ventaja, tras encontrar mientras trabajaba en un yacimiento fluvial al este del país, un diamante en bruto de 706 quilates.
Con este tamaño la gema se sitúa en el vigésimo lugar entre los grandes diamantes de los que se tiene constancia hasta la fecha y su descubrimiento ha sido motivo de celebración nacional. Anteayer fue incluso recibido por el presidente de la República, que agradeció al pastor el gesto de “no traficar con el diamante y sacarlo fuera del país”.

Algunos medios internacionales ya han aventurado que podría tener un valor en torno a los cinco millones de dólares, pero sin más datos es demasiado pronto para estimar un precio. Habrá que esperar a su análisis gemológico para conocer su pureza y luego encontrar un comprador dispuesto a invertir en esta gema.

Cabe recordar que otro de los ‘grandes’ encontrados recientemente en Botswana y llamado Lesedi la Rhona, con 1.109 quilates, aún no ha encontrado dueño. Eso si, su propietario (la minera Lucara Diamonds) pide la nada desdeñable cifra de 70 millones de dólares por él.

‘En beneficio de todo el país’

Sea como sea, se trata de un “motivo de esperanza”, como aseguran desde el Gobierno africano, en un país que en los años 90 se convirtió en foco mundial por el conflicto que mostró al mundo la pesadilla de los ‘diamantes de sangre’. Las mismas fuentes apuntan a que su venta debería destinarse a “mejorar la vida de los ciudadanos de Sierra Leona”.

El diamante que acaba de aparecer en el yacimiento fluvial de Kone es el segundo más grande encontrado en el país. El mayor —del que se tiene noticia— se encontró el día de San Valentín de 1972 y alcanzó un peso de 968,9 quilates, lo que le supuso el récord de ser el diamante más grande encontrado en superficie. Era de tipo IIa y fue bautizado como la Estrella de Sierra Leona.

Ese mismo año fue adquirido por la firma Harry Winston tras pagar unos 2,5 millones de dólares y lo cortó en talla esmeralda, dando como resultado una piedra de 143 quilates. Pero más tarde se encontraron inclusiones internas y finalmente se dividió en 17 piezas, 13 de ellas certificadas como flawless (sin inclusiones). La mayoría acabó finalmente en un broche llamado también la Estrella de Sierra Leona, en honor a la piedra original.

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