7.May.2015

Tres siglos concediendo microcréditos

Luchar contra la usura. Con este objetivo se fundó, en el Madrid de principios del siglo XVIII, el primer Monte de Piedad de España. Más de trescientos años después, sigue funcionando a pleno rendimiento con un fin que continúa siendo social. Ahora, con la reciente apertura de una nueva sede en Móstoles, se encuentra en plena expansión.

El monte de piedad ubicado en la céntrica plaza de las Descalzas es parte de la Fundación Montemadrid y con sus beneficios se financian proyectos sociales y culturales como colaboraciones con más de 70 ONG, La Casa Encendida, becas de Formación Profesional o centros para personas con discapacidad. «Tiene un doble beneficio social: por un lado mantener la actividad de la fundación y por otro que se mantenga el monte, porque darle un crédito a alguien al que no se lo han concedido previamente en cuatro bancos ya es una acción social en sí misma», explica a Madridiario el director de la entidad, Santiago Gil de la Rosa.

El funcionamiento de un Monte de Piedad es, como el de una tradicional casa de empeños, bastante simple: básicamente, ofrece micropréstamos (la media se sitúa en los 640 euros al año) a cambio de joyas, piedras preciosas y otros objetos de valor como relojes de oro o cubertería de plata. Así de sencillo; sin avales ni estudios de solvencia. Las joyas pueden recuperarse si se devuelve el dinero en el plazo estipulado y se subastan si se incumple el pago. No obstante, esta situación solo se da en menos de uno de cada diez casos, pues el 95 por ciento de las veces el cliente las recupera: «Son piezas que la gente tiene mucho aprecio y que utilizan como medio de financiación en un momento puntual de necesidad», asegura el director del Monte de Piedad. El interés que se cobra es muy bajo. En concreto, de un 5 por ciento anual que puede subir hasta el 8,25 por ciento para objetos de más de 3.000 euros. Si finalmente el cliente decide no devolver el préstamo y recuperar sus joyas, una vez al mes tiene lugar una subasta en el mismo monte de piedad donde los asistentes tienen oportunidad de conseguir piezas exclusivas a precios muy económicos (para más información sobre las subastas, pinche aquí).

La crisis ha revitalizado la actividad de los montes de piedad y ha cambiado el perfil del cliente: «A muchas familias les ha ayudado a buscar otras opciones cuando las líneas habituales de crédito las tenían cerradas; profesionales autónomos o pequeños empresarios se han sumado a los clientes habituales», apunta Gil de la Rosa. Esta circunstancia ha llevado a la Fundación Montemadrid a plantearse la apertura de nuevas sedes. De hecho, a finales de marzo se inauguró en Móstoles la segunda sede de la región y próximamente se abrirán otras dos sedes en dos capitales de provincia. «Hay muchos clientes que se desplazan a Madrid desde diversos puntos de España para empeñar joyas», señala un portavoz de la entidad.

Este digital ha querido conocer cómo se están desarrollando las primeras semanas del Monte de Piedad mostoleño. Ubicado en la calle de Ricardo de La Vega (junto a la estación de Renfe y Metro de Móstoles Central), esta nueva oficina servirá de modelo para las próximas aperturas. Se trata de un espacio de 360 metros cuadrados que pretende dar servicio a los clientes de la zona Sur y Suroeste de la región, pues solo en esta zona se concedieron más de 25.000 créditos en 2014.

Todo el personal del monte de piedad de la Fundación Montemadrid está compuesto de gemólogos profesionales y la parte tecnológica está absolutamente medida y controlada: las básculas y las balanzas son de precisión y están auditadas por la Comunidad de Madrid. «Tenemos un sistema informático que maneja criterios objetivos de valoración ydeja muy poco margen al ser humano a la hora de tasar una pieza. Es decir, que si vas a la ventanilla 8 y luego a la 12 la valoración será prácticamente idéntica», apunta el tasador José del Estal. Las valoraciones cambian con las fluctuaciones del precio del oro. Por otro lado, en la báscula se ha añadido «una cámara de fotografía para que quede registrado exactamente qué piezas se han dejado empeñadas», añade.

Entre las últimas novedades implantadas, destaca la búsqueda de un sistema más sostenible con el nuevo ambiente con la reducción del uso de papel. Y es que mientras antes se imprimían dos ejemplares de cada contrato, ahora solo se imprime el que se lleva el cliente. Próximamente se añadirá el proceso de envío de contratos digitales.

Fuente: http://www.madridiario.es/municipio/mostoles/joyas/sede-/fundacion-montemadrid/expansion-/monte-de-piedad/421032