La investigación revela que mientras la mayor parte de los países de esta región africana han adoptado medidas importantes para fomentar el comercio legal de oro —un sector que se estima, emplea a tres millones de mineros artesanales sólo en Costa de Marfil, Mali y Burkina Faso— en el caso de Mali su política fiscal resulta preocupantemente insuficiente.
Y es que este país sólo aplica un impuesto del 3% a los primeros 50 kilos de oro que las firmas locales exportan mensualmente. Una práctica que fomenta el contrabando desde los países aledaños, que ven cómo productores y traficantes atraviesan la porosa frontera de Mali con el fin de beneficiarse de esta significativa desgravación fiscal.
«Esta nociva aplicación de los tributos por parte de Mali es causa de preocupación y de desestabilización en la región, ya que promueve activamente el comercio ilícito de oro”, aseguran desde la ONG. Cabe recordar que uno de los vecinos de Mali, Burkina Faso, es el principal productor de oro de la región y se encuentra en una situación muy delicada después de un golpe de Estado militar a finales de 2014.