4.May.2017

Tiguidanké Camara es una de las mujeres de negocios más influyentes de África francoparlante

La exmodelo guineana Tiguidanké Camara cambió los vestidos de fiesta y tacones altos por una blusa y botas para convertirse en la primera mujer dueña de una firma minera en África Occidental.

En Guingouiné, una pequeña aldea del oeste de Costa de Marfil, Camara está a la cabeza de un equipo de 10 personas (geólogos y obreros) que prospectan el suelo en busca de oro. Y no duda en meterse en la marea de lodo para extraer muestras destinadas al laboratorio de investigación. «Cuando era modelo, desfilé para joyeros. Tenían licencias en África que los abastecía en piedras preciosas», explica una de «las 50 mujeres de negocios más influyentes del África francoparlante», según el semanario Jeune Afrique. «Me dije: ¿y si los africanos o africanas se apropiasen del negocio del sector minero?», añade.

Aprovechando que su padre, exprefecto, tenía contactos en la zona, Camara lanzó en 2010 Tigui Mining Group y compró dos licencias de explotación de oro y diamantes en Guinea, su país natal, gastándose los ahorros amasados en los desfiles y los anuncios de las firmas de lujo. En 2016 agregó un permiso de exploración y de prospección de oro en Costa de Marfil, que hoy es «su base en África Occidental». «Soy propietaria de una compañía minera que me pertenece al 100%», dice con orgullo la CEO de Tigui. Es una excepción en el continente, «salvo en Sudáfrica donde hay otras mujeres con cargos de responsabilidad, pero a menudo como socias».

En la lengua local yacuba, «Guingouiné significa felicidad, pero carecemos de todo», lamenta el jefe de la aldea, Alphonse Doh. «La escuela es una barraca sin electricidad. Las mujeres que van a dar a luz son transportadas en carretillas por 10 kilómetros hasta el primer centro de salud», grafica.

Para él, la instalación de una mina permitiría transformar la vida de un millar de habitantes: la exmodelo tiene la intención de ayudar a la aldea si los negocios prosperan. Además de los beneficios económicos, Doh espera que Camara sirva de modelo de éxito en esta región donde el nivel de analfabetismo en niñas es de 80%.

En tanto, «la minera», como la apodan en la región, resucitó en la aldea una cooperativa de mujeres, a la que suministró material agrícola y dos paneles solares. Esto les ha permitido colocar sus cultivos en el mercado y «ganar dinero», dice su responsable, Elise Kpan.

El sector minero marfileño, dominado por la producción de manganeso y de oro, lleva una década en plena expansión. La actividad solo contribuye al 5% del Producto Interno Bruto del país, cuyo subsuelo también es rico en diamantes, hierro, níquel, bauxita y cobre. Pero las mujeres escasean: son solo 112 entre los 6.000 empleos directos y unas 400 de los 30.000 indirectos del sector, según la Agrupación Profesional de Mineros de Costa de Marfil.

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