1.Feb.2021

¿Una cosa rota puede convertirse en algo más valioso al reconstruirse? En Pomellato están convencidos de que es así.

¿Suena intrigante? Siga leyendo y descubra todos los detalles.

Una colección cápsula de Pomellato inspirada por una técnica de restauración japonesa

Colección Kintsugi por Pomellato
Colección Kintsugi por Pomellato – Imagen cortesía de la firma

Esta marca de joyería presentó en la Semana de la Alta Costura de París del 2021 una colección cápsula inspirada por esta idea, utilizando piedras preciosas dañadas en las que se ha aplicado una técnica de reparación tradicional japonesa llamada kintsugi: kin significa «oro» y tsugi «unir».

Esta técnica se remonta al siglo XV y responde a la filosofía japonesa de la resistencia. Así, mediante un proceso de reparación se convierte algo dañado en algo precioso. Lo más habitual es que se aplique en cerámica, pero es susceptible de ser aplicada a otros materiales.

Los maestros nipones del lacado practican este antiguo arte y su habilidad radica en reensamblar los muchos componentes de un artículo fracturado antes de que la laca de secado rápido se adhiera para siempre. Una vez que la pasta adhesiva se aplica a un artículo, se deja secar durante varias semanas. Acto seguido, se lija el pegamento hasta alisar la superficie y, llegado este punto un maestro artesano embellece esas uniones aplicándoles oro, plata o platino.

Tal y como expone Emili Vesilind en la páginas de JCK, la colección de alta costura de Pomellato es el resultado de una colaboración con una maestra del kintsugi con sede en Tokio. Esta serie se compone de dos pendientes, dos anillos y dos colgantes, todos ellos con azabache negro y kogolong (una variante blanca del ópalo) artísticamente reparados. Los artesanos del taller de Casa Pomellato han engastado las piedras en diseños minimalistas que muestran las audaces líneas de oro hechas con kintsugi.

«Fuimos muy respetuosos de la sabiduría secular del oficio y el objetivo no es crear la perfección, sino un resultado muy individual y espontáneo», ha declarado en un comunicado el director creativo de Pomellato, Vincenzo Castaldo. «Cada joya es verdaderamente única y esto para mí es la verdadera esencia de lo precioso».

Los orígenes de la colección

Existe una leyenda ligada a los comienzos de Kintsugi: El Shogun Ashikaga Yoshimasa (que reinó de 1449 a 1473) supuestamente envió su tazón de té favorito a China para ser reparado. Decepcionado por el aspecto torpe de las grapas metálicas utilizadas para arreglar el cuenco fracturado, se dice que desafió a sus artesanos a encontrar una mejor solución. Finalmente restauraron el recipiente usando resina y oro en polvo, presentando el kintsugi al mundo.

«Viajé a Japón en 2019 y mientras estaba en Tokio, profundicé mi conocimiento del arte del kintsugi», dijo Castaldo en el comunicado. «Me atrajo la elegancia del pensamiento japonés y la idea de que algo roto se vuelve más precioso a través de este ritual de reparación. La idea de celebrar tus cicatrices como un signo de fuerza a través de la curación es una filosofía muy contemporánea«.

La idea de reutilizar los materiales en lugar de desecharlos también le gustó al ejecutivo. «Me inspiré en encontrar una manera de llevar el kintsugi a Pomellato», añadió. «Milán y Tokio pueden estar a muchos kilómetros de distancia, pero compartimos una visión poética y poco común de la belleza sobre un ideal artificialmente perfecto, y ambos abrazamos la diversidad y la imperfección de manera similar».

Mucho más que joyas

¿Qué le ha parecido esta propuesta de Pomellato? ¿Fascinante? Una excentricidad? ¿Inspiradora? Le invitamos a que nos siga la pista y nos acompañe en este viaje fascinante al mundo de la joyería.

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