Desde El Monte de Fundación La Caja de Canarias comparten con todos nosotros una reflexión de rabiosa actualidad en la compleja coyuntura internacional que estamos viviendo.
Desde el principio de los tiempos la joyería está presente en todas las civilizaciones, por su relevancia simbólica (talismanes o amuletos, reconocimiento de estatus, etc.), por su belleza estética como ornamento personal y, no menos importante, por su valor económico.
Las joyas que ha llegado a nuestras manos son las manufacturadas con materiales valiosos y duraderos, con capacidad para resistir el paso del tiempo y de salir, así, indemnes de todo tipo de desastres. Entre estos materiales destacan los metales preciosos, como el oro, la plata, el platino, y las piedras preciosas, como los diamantes, las esmeraldas, los rubíes …. en cierto modo el tiempo no pasa por ellos, ya que mantienen sus cualidades y conservan valor económico.
Una vez más presenciamos cómo en el marco de un conflicto bélico son muchas las personas que se ven obligadas a dejar atrás sus pertenencias y abandonar sus hogares con lo puesto, su documentación, algo de dinero en efectivo y sus joyas. ¿Por qué optan por llevarse esas joyas? Por una razón de peso: estos bienes son un recurso económico válido en cualquier país del mundo.
Desde El Monte de la Fundación La Caja de Canarias desean subrayar la importancia de que los ciudadanos conserven su patrimonio y no se descapitalicen deshaciéndose de sus joyas. Sobre todo, porque esas joyas pueden convertirse en la garantía de un préstamo en el que actúan como aval por sí mismas y que permite que sean recuperadas en el futuro.
En estos momentos existen más de ciento veinte entidades en todo el mundo que ofrecen préstamos prendarios. Puro crédito social.
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