Esta piedra nos traslada a los tiempos de los faraones egipcios y reyes mesopotámicos, guerreros persas y filósofos griegos, de Tutankamón a César, de Miguel Ángel a Catherine la Grande. Exploraremos el mundo y su historia juntos, revelando los secretos de esta piedra y hablando un poco de química. Acompáñanos a nuestra aventura y aprenderás todo lo posible acerca de Lapis Lázuli.
En tiempos ancestrales, Lapislázuli fue altamente respetada por su bello color y el valioso color ultramarino derivado de ella. Su nombre viene del latín lapis –“piedra”, y el persa lazhuward – “azul”. Usando las siguientes palabras: inglesa azure, francesa azur, italiana azzurro, polaca lazur, romana azur, portuguesa y española azul, y húngara azúr, vienen todas del nombre y color de lapislázuli.
Las minas de hoy en el noreste de Afganistán y Pakistán son aún las mayores fuentes de lapislázuli. Además, Afganistán fue la fuente de lapislázuli de las ancestrales civilizaciones egipcia y mesopotámica, así como las después levantadas Grecia, Roma, Bizantina y China. El lapislázuli afgano de los depósitos de Sar-i-sang fue descubierto en las tumbas de los faraones y en excavaciones de Troya.
Esta piedra es usualmente considerada como una, representando todas las formas de azul. Del lapis de menor grado, con su azul claro con más manchas blancas que doradas, al azul real con manchas doradas (Piritas).
A finales de la Edad Media, lapis lázuli comenzó a ser exportado a Europa, donde fue enterrado en polvo y convertido en ultramarino, el más fino y más caro entre todos los pigmentos de azul. Fue usado por los más importantes artistas Barrocos y del Renacimiento, incluyendo a Masaccio, Perugino, Titian, Miguel Ángel y Vermeer en pinturas al fresco y óleos y fue con frecuencia reservada para el vestuario de las figuras centrales de la pintura, especialmente la virgen María. Su uso como pigmento en pinturas de óleo terminó en gran parte a principios del siglo 19 cuando una variedad sintética idéntica estuvo disponible.
Lapis es extensamente usada en joyería como una no tan costosa pero bella y ornamental piedra. Lapis es más bien un suave y frágil mineral fácil de procesar y pulir. Esta piedra semi-preciosa es usada en jarrones decorativos, cajas joyeras, figurines. En la forma de placas delgadas, es usada para incrustaciones en mosaico, así como en el revestimiento de columnas, chimeneas, etc.
En las secas y vacías tierras de los egipcios, este profundo color azul cobalto fue un contraste espiritual para sus arenas desiertas asesinas. Sus destellos de oro fueron como estrellas en su cielo nocturno y, meditando con estas piedras, ellos creían que fuerzas sobrenaturales podrían enriquecer sus vidas. Los vestidos de sacerdotes y de la realeza fueron coloreados con Lapis para remarcar su estatus como dioses.
En la antigua Persia y la América pre-colombina, Lapis Lázuli fue un símbolo de noche estrellada, y la piedra favorita del Oriente Islámico para protección del ojo del diablo.
Lapis fue extensamente usada durante los tiempos de Grecia y Roma como piedra ornamental, y en Europa medieval, se creía que combatía los espíritus de la oscuridad.
Los budistas recomendaron Lapis como una piedra que traía paz interior y libertad de los pensamientos negativos, y durante el renacimiento, Catherine la Grande, adornó un cuarto entero en su palacio con lapislázuli en los muros, chimeneas, puertas y marcos de espejo.
¿Puedes imaginar, hoy en día, comprar una piedra que pudo haber sido extraída de la misma mina de aquellas usadas para el sarcófago dorado de Tutankamón o de la misma mina de aquellas usadas por Catherina la grande o incluso aquellas que se sembraron en polvo y fueron usadas por la mano majestuosa de Miguel Ángel?
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